Evolución agroindustrial post-pandemia COVID-19

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Evolución agroindustrial post-pandemia

Se acerca el final de la pandemia provocada por COVID-19 dando espacio al sector agropecuario una importante señal de recuperación con importantes retos de exportación, logística y producción, con una obligación no negociable en la evolución de sus soluciones tecnológicas y cambios en sus modelos operativos.

Según el Informe Especial COVID-19 elaborado por la Cepal, la agricultura, la ganadería y la pesca son las actividades en América Latina menos propensas a llevarse a cabo de manera remota, al contar con alrededor de 1% de los puestos de trabajo bajo esta modalidad.

¿Cómo es posible tener sobreabundancia por un lado y escasez por el otro?

Si bien la producción industrial de alimentos a gran escala, acompañada de cadenas de suministro "justo a tiempo", ha generado muchos beneficios, los peligros de este sistema se vislumbran cada vez más en el horizonte. La revolución digital ofrece la posibilidad de un equilibrio alternativo, en el que surjan sistemas de organización y producción pequeños y flexibles y que funcionen ágilmente en un entorno operativo cambiante. Un tamaño pequeño y las interrelaciones pudieran ser la solución: vienen a la mente los centenares de barcos de poco calado que salvaron el día en Dunkerque durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las tropas quedaron atrapadas en la costa y los grandes buques de transporte de tropas ya no estaban en condiciones de navegar.

El reajuste agroindustrial tras la pandemia en México

Según cifras del Banco de México (Banxico), en agosto de 2020, hubo productos agropecuarios que registraron números positivos e incluso aumentaron sus exportaciones en comparación con 2019. Entre ellos, destaca la carne de puerco (+39.2%), el café (+30.27%), el pimiento (+20.74%), la cebolla y el ajo (+17.63%), y el pepino y pepinillos (+13.45%). ¿Cuál es la razón de este fenómeno?


De acuerdo con el informe Sistemas Alimentarios y COVID-19 en América Latina y el Caribe, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la región está experimentando, durante la pandemia, un aumento en la demanda de productos primarios o no procesados, hacia los Estados Unidos, la Unión Europea y China, los cuales han impuesto restricciones a la producción de los mismos.


El estudio señala que, en 2020, la exportación de los bienes primarios se ha incrementado 6%, en comparación con 2019 —mientras que la exportación de mercancías procesadas mostró una reducción de -21%— y es probable que esta tendencia se mantenga a mediano plazo, por la pérdida de las capacidades productivas que sufrieron los países de la región durante la pandemia. Por ahora, el sector debe estar preparado para afrontar los diferentes cambios en las exportaciones.

Recuperación sectorial: transformación de los sistemas alimentarios

Muchas de las disrupciones que ha sufrido el sistema alimentario a causa del COVID-19 y de los eventos climáticos extremos – cada vez más frecuentes a causa del cambio climático – dan cuenta de problemas de fondo asociados a los sistemas alimentarios que es necesario revisar, con el fin de generar sistemas más resilientes y sostenibles.

La crisis del COVID-19 es una oportunidad para impulsar la transformación de los sistemas alimentarios. La pandemia ha puesto de manifiesto la flexibilidad y voluntad de los actores del sector público y privado y su capacidad de innovación y adaptación. Con el objeto de promover una transformación de los sistemas alimentarios al medio y largo plazo, la FAO recomienda (FAO, 2020m):

  • Innovaciones que aumenten la eficiencia, inclusividad y resiliencia
    • Usar información en tiempo real y avances tecnológicos para evitar disrupciones en el abastecimiento de insumos.
    • Establecer prácticas innovadoras que integren productores pequeños al mercado de insumos.
    • Incorporar soluciones digitales confiables (e-commerce, blockchain), trazables y certificables, para conectar a consumidores con productores.
    • Mejorar la conservación de productos perecibles y reducir la pérdida de alimentos mediante nuevas tecnologías y soluciones innovadoras.
    • Fomentar el registro digital de los productores y sus trabajadores.
    • Fortalecer las asociaciones del sector privado con el propósito de fomentar la cooperación y gestión de recursos para el diseño tecnológico e inversión en espacios precompetitivos
  • Incorporar soluciones basadas en la naturaleza para aumentar la resiliencia y sostenibilidad
    • Establecer y gestionar zonas protegidas y corredores ecológicos.
    • Restaurar tierras degradadas con sistemas de producción mixtos (restauración ecológica de humedales y zonas ribereñas).
    • Promover actividades de producción sostenibles y resilientes (como la ordenación sostenible de los bosques y la agricultura resiliente de pequeños agricultores con productos diversificados en sistemas agroecológicos).
    • Mejorar la gestión del agua, el suelo y los nutrientes (irrigación eficiente, incluidas las bombas solares
    • producir insumos orgánicos como lombricompostaje, plaguicidas y herbicidas naturales).
    • Fomentar prácticas de pastoreo sostenibles y de producción mixta, como los sistemas agrosilvopastorales.
  • Mejorar el entorno institucional y político
    • Promover la interacción de ciencia, experiencia y política para aprovechar nuevas oportunidades de transformación, con participación multisectorial y multinivel.
    • Diseñar soluciones colectivas para que la transformación de los sistemas alimentarios logre objetivos sociales.
    • Construir flujos de inversión públicos y privadas orientados a construir sistemas alimentarios más sostenibles y resilientes.

La pandemia del coronavirus afectó a la mayoría de los países a principios de 2020, en un momento en que el sistema alimentario ya requería una corrección importante para mejorar los resultados nutricionales y ambientales, y aumentar la reducción de la pobreza. Al acelerar el avance hacia las tecnologías digitales, las medidas de confinamiento podrían proporcionar un impulso inesperado y marcar el inicio de un cambio deseado. Este es un llamado para que todos los actores participen y ayuden a generar un entorno normativo que favorezca soluciones digitales para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible promoviendo la desconcentración, la descentralización de la trazabilidad y la difusión de los datos. Si se logra lo anterior, será posible aprovechar la energía creativa, la innovación y las necesidades diarias de los 7700 millones de agricultores, empresarios y consumidores que conforman el sistema alimentario mundial para cambiar el rumbo hacia un futuro más sostenible.



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